jueves, 25 de septiembre de 2008

Renzo Novatore

“La historia, el materialismo, el monismo, el positivismo, y todos los "ismos" de este mundo son herramientas viejas y oxidadas que ya ni necesito ni me importan más. Mi principio es la vida, mi fin es la muerte. Deseo vivir mi vida intensamente para abrazar mi vida trágicamente.
¿Esperas la revolución? ¡La mía empezó hace mucho! Cuando estés listo (¡Dios, qué espera interminable!) No me importará acompañarte por un rato. Pero cuando te detengas, ¡yo continuaré en mi loco camino triunfal hacia la gran conquista sublime de la nada!
Cualquier sociedad que construyas ha de tener sus límites. Y fuera de los límites de cualquier sociedad errarán vagabundos indómitos y heróicos, con sus vírgenes y salvajes pensamientos ¡aquellos que no pueden vivir sin planear siempre nuevos y terribles brotes de rebelión!
¡Yo estaré entre ellos!
Y tras de mí, como ante mí, estarán aquellos que dicen a sus compañeros: "¡Volveos pues hacia vosotros mismos más que hacia vuestros dioses o ídolos. Encontrad lo que se esconde en vosotros; sacadlo a la luz; ¡mostraos!".
Porque cada persona; quien, buscando en su propia interioridad, extrae lo que está misteriosamente oculto dentro; es una sombra que eclipsa cualquier forma de sociedad que pueda existir bajo el sol.
Todas las sociedades se estremecen cuando la arrogante aristocracia de los vagabundos, los inaccesibles, los únicos, los gobernantes del ideal, y los conquistadores de la nada avanzan resueltamente.
Por tanto, ¡vamos iconoclastas! ¡adelante! ¡El presagio en el cielo ya se torna oscuro y silencioso!".

Renzo Novatore.
Arcola, enero de 1920.

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